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viernes, 4 de diciembre de 2015

COMUNICACIÓN ANIMAL

Todos hablamos con nuestra mascota, el problema es que utilizamos lenguajes diferentes. 
¿Sabes comunicarte correctamente con tu animal de compañía?


Todos los animales son capaces de comunicarse entre si. Es posible que en alguna ocasión un animal se haya comunicado contigo, ¿recuerdas cómo lo hizo?. Sin miedo a equivocarme, puedo asegurar que utilizó el lenguaje corporal para transmitirte la información. Este tipo de lenguaje, aunque desconocido para parte de la población humana, es de gran importancia ya que mediante la vista los animales reciben la mayor parte de la información (¡Más del 50%!) en un encuentro con otro animal. La comunicación no verbal está formada por actitudes, gestos, posturas, movimientos, etc. La mayor parte de ellos se emiten de forma inconsciente. La quinesia es la ciencia que estudia el lenguaje corporal, es decir, el significado expresivo y comunicativo de los gestos y movimientos corporales. ¿Quieres comprobar personalmente la importancia del lenguaje corporal? Prueba a ver una película sin sonido, es muy probable que seas capaz de seguir el argumento a partir de lo que observas.
Algunos gestos son comunes para la mayoría de las especies, por ejemplo, un contacto visual prolongado acompañado de rigidez corporal indica agresividad. Pero hay otros muchos gestos que pueden tener significados diferentes según la especie y la situación, por ejemplo, si una persona bosteza con frecuencia puedes entender que está cansada o aburrida. Pero si un perro bosteza con frecuencia está expresando que está nervioso.
Durante años los humanos hemos aprendido a escuchar e interpretar el lenguaje verbal y hemos perdido la capacidad para observar y descifrar estas señales de comunicación. Por ello, las relaciones entre la mascota y el propietario, en ocasiones, pueden no ser tan placenteras y armoniosas.
Los perros y los gatos llegan a asociar unas cuantas palabras con conductas determinadas, pero realmente, es nuestro cuerpo el que se comunica con ellos. Si aquello que expresas a través del cuerpo contradice aquello que dices con palabras, entonces estás transmitiendo un mensaje confuso que puede dificultar mucho su comprensión. Como por ejemplo, si dices el comando «Sienta» pero lo acompañas de una postura corporal inclinada hacia el animal y con la mano estirada, tu mensaje verbal comunica una orden de poner el culo en el suelo pero tu lenguaje corporal invita al juego. Por ello hay que ser consciente de lo que está comunicando nuestro cuerpo en cada momento y aprender a emitir mensajes corporales y mensajes verbales coherentes. De esta forma conseguiremos mejorar nuestra relación y nuestra comunicación con nuestro amigo peludo.
Tu perro y tu gato pasa las 24 horas al día observando su entorno, relacionando cada uno de tus gestos con una situación, tus hábitos, tus preferencias, etc. Por ello llegan incluso a anticiparse a algunas situaciones, por ejemplo, tu perro te espera en la puerta de casa antes de que te hayas puesto las zapatillas o tu gato te espera en su comedero desde que entras en la cocina en dirección al armario donde guardas su lata preferida.
Te propongo un experimento: durante una tarde no utilices el lenguaje verbal con tu mascota, utiliza únicamente el lenguaje corporal para comunicarte con ella. Tienes que prestar atención a la postura, el movimiento de brazos y piernas, tus gestos faciales… ¿Te entenderá?
Para transmitir un mensaje puedes ayudarte de las manos, como instrumento de comunicación, al igual que los animales aprenden a asociar las palabras con conductas concretas, pueden hacerlo de igual forma con gestos del cuerpo o las manos. De hecho, realizar un gesto determinado refuerza el mensaje verbal que emitimos.
Los animales no entienden el significado de las palabras si no que, como ya he explicado, crean asociaciones entre palabras concretas y conductas. Para ellos es más importante el sonido que la palabra, es decir, la entonación, ritmo e intensidad de la voz. Prueba a recompensar una conducta diciendo «Muy bien» o «Bravo» con un tono de voz grave y realizando gestos bruscos, seguramente, el animal esté confuso y no entienda correctamente el mensaje de recompensa.
Todos los animales tenemos nuestros territorios muy bien delimitados. Por ejemplo, las personas tenemos una zona donde tan sólo permitimos que se acerquen conocidos muy próximos (familiares, amigos íntimos, etc.), una distancia que permitimos a personas conocidas pero de un entorno laboral o social no muy próximo y un territorio para personas desconocidas con las que tenemos que interaccionar, por ejemplo, peatones en una vía pública.
Nuestros animales de compañía tienen otras necesidades sociales, por lo que la forma de distribución del territorio es diferente a la nuestra. Por ejemplo, los gatos son animales solitarios, en la naturaleza sólo aceptan en tu territorio a hembras y crías en época de reproducción. En cambio, los perros son animales sociales, aceptan con agrado compartir su territorio con miembros de su grupo social. Cada individuo nuevo en el grupo debe realizar un periodo de adaptación progresiva. Es importante conocer el territorio de cada animal para poder establecer una relación segura y de calidad.

«Es imposible no comunicarse, ya que se habla aún cuando no se dice nada» Paul Watzlawich, psicólogo.

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